No sé si sabían ustedes, pero hoy, 23 de abril, se celebra EL DÍA DEL LIBRO. En nuestros días es muy difícil ver a un patojo leyendo, y si de casualidad uno se encuentra a alguno, generalmente es porque se lo dejaron de tarea o porque "no hay de otra". Es triste, en lo personal, tener que aceptar esta realidad, considerando lo que para mí significa todo el rollo de leer un libro, desde leer en algún lado que cierto libro está bueno, investigar en blogs y demás de qué trata(n) la(s) historia(s) contenida(s), decidir que vale la pena, ver si tengo pisto pa'comprarlo (aunque no tenga, siempre termino haciendo la compra), buscarlo en Sophos (en línea) o en Artemis (en línea también), pedirlo (el mero proceso del checkout) y esperar uno, dos o tres días hasta que me llama la recepcionista "Jorgito, te buscan... sí, de Sophos...", o en el peor de los casos, ir a esta megatienda de libros (Artemis) y vagar entre tanta estantería llena de mares de letras y palabras y oraciones y párrafos y hojas de hojas de hojas de eso que alguien, en algún momento, consideró que era bueno decir, contar o explicar.
La mística, los mundos que encierran los libros tienen la medida de la propia imaginación. Los libros son tan grandes como el espacio que infinito que existe dentro de nuestra cabeza. Todos los libros nos permiten realizar los más puros actos de magia: aparacer o desaparecer mundos a nuestro antojo, crear de la nada criaturas inimaginables y únicas, vivir en el pasado o viajar al futuro en segundos. Todo es posible en las páginas color crema de los libros.
Hoy es el día del libro. El chiste de que sea precisamente hoy es porque cabalito hoy se celebra la muerte de tres de los mejores escritores que existieron jamás sobre la faz de la tierra (quelagrán!): Don Miguel de Cervantes Saavedra (El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha), Sir William Shakespeare (Romeo y Julieta) y Don Inca Garcilaso de la Vega (Comentarios reales).
Así, mi consejo para ustedes el día de hoy es que compren un libro y se dispongan a leerlo, no por tarea ni por obligación… simplemente por el placer de darle una masajeada a las ideas y un su buen llegue a la imaginación.
Es más, no es necesario que vayan y compren “El Quijote” (es momento de quitarnos la idea de que entre más grueso, mejor es el libro). Puede ser algo pequeñito como “Labios” de Maurice Echeverría o uno con pequeñas historias como “El despertar del sueño” de Mardo Escobar… o pueden comprarse un libro de recetas de cocina, por ejemplo. Pueden comprar también algo para encontrarle sentido a sus vidas, como la charada esa de “El Secreto” (por cierto, si buscan motivacionales, hay bastante variedad en De Museo)… pueden, inclusive, terminar comprando algo instructivo (como el “Manual de la Perfecta Cabrona” o el “Kama Sutra”) o algo para pasar el tiempo y autoengañarse, como un buen libro de Coelho. Hay de todo y para todos.
Y si no quieren ir a comprar un libro y prefieren leer alguno desde Internet, les propongo entrar al mundo de la Web 2.0, y echarse una pasada por el primer libro (al menos que yo conozco acá en Guate) que utiliza todas las bondades de las redes sociales para ser publicado: pásense por TRANS 2.0, el proyecto más reciente de Julio Serrano, el mago detrás de Libros Mínimos. Y ya que hablamos de libros y el internete, pueden darse un colazo también por mi más reciente blog en el que recopilo fragmentos que me gustan de los libros que leo, o sea Retazos Ajenos.
Y finalmente, si quieren saber qué hay de nuevo en el mundo de los libros pueden ir a El Diario del Gallo o al blog de Ronald Flores o al blog de Sophos.
La cosa es que disfruten al final de cuentas las posibilidades infinitas que se escoden dentro de un libro.
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