Hace tiempo hice un post sobre la rutina, esa condenada costumbre de hacer lo mismo día con día, de no cambiar... de resignarse. Igual, hace un tiempecito, se hizo otro post con respecto a la procrastinación y sus efectos en la vida diaria de los chapines. Es que eso de andar dejando las cosas para dentro de un ratito, para mañana, para pasado, para la otra semana, es algo bastante común en nuestra "cultura" citadina, estudiantil y laboral.
La cosa es que este post (éste que está usted leyendo), viene a remezclar un poco esos temas, hablando un poco de mis "sentimientos" actuales.
No sé si alguna vez han sentido que nada es suficiente, que hacen algo o hacen lo otro y terminan sintiéndose igual, como si en su vida hubieran alcanzado una larga y contínua horizontalidad, un valle (estadística, gráfica y curvísticamente hablando). Todo se hace plano, ya no hay capas en la imagen del artista, todo combinado, sin canales alfa o transparencias, no hay niveles ni escalas, sólo una mentada plancha por vida.
Entre la rutina y el tedio, uno se va haciendo dócil.
El fin de semana pasado iba en la carretera y delante de mí iba un camión con cajas llenas de pollos. Los animalitos no se movían, estaban resignados, entregados a su "destino", con los ojos abiertos sabiéndose uno más del montón, simplemente quietecitos, sin esperar mucho, es más, esperando nada.
Así me he sentido por estos días, a veces con ganas de salir corriendo o simplemente salir, otras veces con ganas de hacer nada, de sentarme a escribir/leer/dibujar... a veces siento que necesito un poco más de contacto con la gente... otras simplemente quiero ver a nadie, quiero meterme en algún baúl y estarme solito un buen rato.
De cualquier manera salgo, a donde sea. No caminando ni en burra, que de alguna manera cargo un miedo heredado que me cuestiona la caminada y me induce el asiento del carro: una seguridad sobrevalorada. Bien pudiera caminar por la Zona 1, Las Américas o qué se yo, en algún lugar que no esté contenido bajo el nombre Miraflores o Pradera.
Salir significa integrarse a las colas de carros, motos, camionetas, camiones y otros reptiles de esta ciudad y sus arterias a punto de colapsar: un verdadero infarto de concreto y asfalto. Afuera es necesario ponerse audífonos: bocinas gritando y mucos con el sonido de sus tonteras reguetoneras a todo volumen, entre gatas, el "dembou" y las aventuras de gángsters pueltoliqueños.
Un serio problema que veo en todo esto, es la poca variedad de lugares con los que uno se va quedando para no estar solo o para estar bien solo, cuando se trata de escapar de la rutina y lo cotidiano. Hace unos años, 4° Norte prometía mucho, pero como todo en Guatemala, se chingó con/por el "Guaro". Ahora es una zona 10 sin "clase": puro ruido. Creo que ese es un serio problema: el guatemalteco promedio no sabe "relajarse" sin Guaro. Las otras opciones son peores aún: cafetines como apéndices de centros comerciales. &Café, Barista o Saúl E. Méndez, son las pequeñas vísceras de los centros comerciales. No hay intimidad y uno se sienta a ver pasar gente, nada más, a encerrarse en un lugar ajeno, tras la vitrina de un local lleno de mesas y otro tipo de bulla, una bulla más "de clase", más "chill", más "lounge", más "chic", más "in", más "cool", lo que sea. Es que si no, es ir a algún restaurante "caquero" donde cocinan cosas vistosas pero que se sienten igual de vacías que uno.
Termina uno sentado en algún bar de alguna zona olvidada o en la tiendita de la esquina en alguna colonia, llevando a cabo un acto de suicidio existencial (si acaso aplica uno dentro de lo otro).
Hay ciertas "salvedades" pero en concepto, nada que ofrezca algo "real". ¿Qué hace uno entonces?, se regresa a su baúl, a encerrarse, a escribir en alguno de sus 8 blogs, a leer un libro delirante, a jugar ping pong en la mesa del comedor, a tener contacto con los demás por el mesenyer... a creerse vivo cuando la vida se le pasa a uno viendo una ventana, que es realmente un espejo.
A veces me siento antisocial, pero si examino mis opciones, creo que es lo único que me queda para salir de la normalidad citadina guatemalteca. Siento que me quedé sin imaginación... ustedes dirán...
La cosa es que este post (éste que está usted leyendo), viene a remezclar un poco esos temas, hablando un poco de mis "sentimientos" actuales.
No sé si alguna vez han sentido que nada es suficiente, que hacen algo o hacen lo otro y terminan sintiéndose igual, como si en su vida hubieran alcanzado una larga y contínua horizontalidad, un valle (estadística, gráfica y curvísticamente hablando). Todo se hace plano, ya no hay capas en la imagen del artista, todo combinado, sin canales alfa o transparencias, no hay niveles ni escalas, sólo una mentada plancha por vida.
Entre la rutina y el tedio, uno se va haciendo dócil.
El fin de semana pasado iba en la carretera y delante de mí iba un camión con cajas llenas de pollos. Los animalitos no se movían, estaban resignados, entregados a su "destino", con los ojos abiertos sabiéndose uno más del montón, simplemente quietecitos, sin esperar mucho, es más, esperando nada.
Así me he sentido por estos días, a veces con ganas de salir corriendo o simplemente salir, otras veces con ganas de hacer nada, de sentarme a escribir/leer/dibujar... a veces siento que necesito un poco más de contacto con la gente... otras simplemente quiero ver a nadie, quiero meterme en algún baúl y estarme solito un buen rato.
De cualquier manera salgo, a donde sea. No caminando ni en burra, que de alguna manera cargo un miedo heredado que me cuestiona la caminada y me induce el asiento del carro: una seguridad sobrevalorada. Bien pudiera caminar por la Zona 1, Las Américas o qué se yo, en algún lugar que no esté contenido bajo el nombre Miraflores o Pradera.
Salir significa integrarse a las colas de carros, motos, camionetas, camiones y otros reptiles de esta ciudad y sus arterias a punto de colapsar: un verdadero infarto de concreto y asfalto. Afuera es necesario ponerse audífonos: bocinas gritando y mucos con el sonido de sus tonteras reguetoneras a todo volumen, entre gatas, el "dembou" y las aventuras de gángsters pueltoliqueños.
Un serio problema que veo en todo esto, es la poca variedad de lugares con los que uno se va quedando para no estar solo o para estar bien solo, cuando se trata de escapar de la rutina y lo cotidiano. Hace unos años, 4° Norte prometía mucho, pero como todo en Guatemala, se chingó con/por el "Guaro". Ahora es una zona 10 sin "clase": puro ruido. Creo que ese es un serio problema: el guatemalteco promedio no sabe "relajarse" sin Guaro. Las otras opciones son peores aún: cafetines como apéndices de centros comerciales. &Café, Barista o Saúl E. Méndez, son las pequeñas vísceras de los centros comerciales. No hay intimidad y uno se sienta a ver pasar gente, nada más, a encerrarse en un lugar ajeno, tras la vitrina de un local lleno de mesas y otro tipo de bulla, una bulla más "de clase", más "chill", más "lounge", más "chic", más "in", más "cool", lo que sea. Es que si no, es ir a algún restaurante "caquero" donde cocinan cosas vistosas pero que se sienten igual de vacías que uno.
Termina uno sentado en algún bar de alguna zona olvidada o en la tiendita de la esquina en alguna colonia, llevando a cabo un acto de suicidio existencial (si acaso aplica uno dentro de lo otro).
Hay ciertas "salvedades" pero en concepto, nada que ofrezca algo "real". ¿Qué hace uno entonces?, se regresa a su baúl, a encerrarse, a escribir en alguno de sus 8 blogs, a leer un libro delirante, a jugar ping pong en la mesa del comedor, a tener contacto con los demás por el mesenyer... a creerse vivo cuando la vida se le pasa a uno viendo una ventana, que es realmente un espejo.
A veces me siento antisocial, pero si examino mis opciones, creo que es lo único que me queda para salir de la normalidad citadina guatemalteca. Siento que me quedé sin imaginación... ustedes dirán...
Canción para escuchar mientras lee esto:
Comentarios
Lo que si hay es idealismo, y la esperanza siempre vive mientras tenga un necio que crea en ella, yo le soy fiel a los platos de zanahoria con limon y al café por las tardes.
De todas formas siempre queda la opción de imaginarse a todo el mundo desnudo... jajajaja
Creo que lo importante para no sentirnos encerrados en una jungla de concreto es aprender a disfrutar los placeres que nosotros mismos ponemos; por ejemplo podes ir a bicicletear un rato a "pasos y pedales" un día domingo, podes ir al zoologico a ver otros animales ajenos a los que se ven en el día a día, sentarse como vos decis en una tienda de una zona olvidada a disfrutar de una cerveza fría junto con un ceviche o un caldo (sin caer en ponerse "bolo"), inclusive el poder disfrutar una buena tasa de café caliente por la noche al lados de los amigos... el mundo sigue dando vueltas independientemente si nos encerramos a leer blogs o libros o si salis a "parrandear", el mundo sigue dando vueltas lo importante es disfrutar lo que sea que se decida hacer con esta .... vida.
Y después publicamos las fotos en blog para encerrar los recuerdos y liberarnos de la miseria virtual
no se realmente que es para vos algo de "originalidad", la rutina se la crea uno mismo, hay una gran diferencia entre quedarte haciendo lo que siempre haces por que se te da la gana y quedarte haciendo lo que siempre haces por que no sos capaz de ver mas alla de todos esos patojos bolos y centros comerciales por que es lo único que se te viene a la mente en ese momento como opción, y quedarte haciendo lo que siempre haces por miedo a salir simplemente a explorar a ver que encontras o tratar algo nuevo.
La vida se puede disfrutar con o sin alcohol, con o sin dinero, con o sin centros comerciales, cada quien hace las cosas que lo hacen sentir bien consigo mismo y no creo que eso sea motivo para criticarlos.
Sabes? Este estilo de vida antirutinaria me ha estado funcionando, si toy encerrada en mi casa y quiero hacer algo diferente, aunq sea sola m subo a una camioneta sin rumbo y casi siempre me encuentro caminando en la zona 10 tipo 3, 4 de la tarde (me encanta caminar ahi, no se porque) y despues de pensar tanto tambien vi q ya no me atrae tanto las pachangas en las discos, mi alma esta sedienta de cultura, y lo mejor para calmar esa sed es buscar cosas nuevas, cosas que te den un plus a tu vida. Es super enriquecedor para el alma.
Aparte los cafecitos como en "el cafetalito" son los mejores jejeje (ya sabes mi debilidad)...entonces por si queres vagar o distraert y no sabes con quien.....ya sabes! yo vago sola y con compañia tampoco hace mal ;) Creo que somos de los pocos jovenes q en lugar de encerrarnos en el licor, buscamos de externarnos en otra forma mas sana.