Entre chamuscas y retos, entre la tele y los juegos de temporada, entre dulces, chicles, nachos y cuquitos, entre los sueños del astronauta y el bombero, la inocencia se fue encapsulando, la ingenuidad y la honestidad han dado paso a las pretenciones, el escepticismo y la rutina. Cada día descubriendo menos, creyendo menos, sintiendo menos.
Y aquello de comprar bombones se fue apagando, aquello de ir a piñatas y buscar el juguete en la sorpresa se fue al cuerno. Aquello de hacer las tareas por la tarde o de comprar mango verde con pepita, limón y sal a la salida se guardó en el baúl de lo que nunca regresa.
Ahora es una hecatombe de sexo, guerra, existencialismo, stress, dinero, posesiones y ansiedad: siempre ansioso, siempre ansioso. Si pues: ahora me interesa hacer dieta, ahora me interesa hacer ejercicio, oler bien, parecer bueno para algo. Antes simplemente era yo.
No es para deprimirse, pero a veces veo mis sueños esperándome en la puerta para salir a jugar, ansiosos, deseando que tire todo al carajo por fin y me despoje de los estigmas que impone la "madurez". No sé cuánto tiempo me seguirán esperando; mi miedo es que algún día voltee y ya no estén.
Me miro al espejo y me digo:
"... vos, con tus pantalones caqui y tu camisa abotonada, con tus zapatitos y tus calcetincitos de colores... vos con tus intenciones de bigote y con peinados para minimizar tus pocas intenciones de bañarte... vos con tu desodorante y tu loción y tu hilo dental y tu enjuague bucal y tu crema de afeitar... vos con tu stress, vos con tu ansiedad y tu gastritis y tu café para empezar el día... vos: ¿qué hiciste con el güiro que dibuajaba, pintaba, escribía y que quería ser paleontólogo y que se reía como insano?".
Me limito a agachar la cabeza.
Agarro mis cosas, me subo al carro y me voy al trabajo. Regreso y me vuelvo a cuestionar. Hasta hoy aún no tengo respuesta.
Devolvete a vos mismo el niño, recordalo, traételo de regreso, dejalo que chingue, tranquilo, sano, sin pretenciones, sin deseos ocultos. Dejalo que corra, que brinque, que grite, que se cague un poco de la risa, de vos y tus muladas de adulto, de vos y tu esclavitud hacia el tiempo, hacia el billete que nunca es tuyo.
Dedicado a los que siguen siendo chirices, güiros, ishtos, ichocos, patojos: niños de corazón, a los que traen la inocencia, la sonrisa, la niñez bajo la caparazón que nos pone el tiempo y que aún de vez en cuando escurren mocos por la nariz, se raspan las rodillas haciéndose un cuco, se esconden cuando hacen una travesura o chillan cuando no tienen algo que querían.
Feliz día del niño.
PD: perdón por usar las imágenes de estos actores mexicanos, pero en Guate no tenemos a rucos que se vistan de ishtos wannabe.
Comentarios
Son etapas de la vida que uno siempre extraña pero todo tiene un ciclo y segun la ciencia una persona es niño 2 veces, cuando es realmente niño (0 a 13 años) y la segunda cuando se es anciano porque la mente se despreocupa de todo de nuevo...
Saludos y felicidades a todos los que mantienen su niño interno y lo exteriorizan cuando pueden...