Buen día y buen provecho Pepianeros:
Es un enorme placer cocinar un platillo diferente, un platillo que vengo pensando cocinar desde hace varios meses.
Antecedentes (Fok, seminario me ha afectado en exceso)
He estado pensando en cosas que en realidad nos producen placer, cosas no sexuales por supuesto, que hacen apreciar en realidad momentos en los que nos encontramos al 100% de salud, sin penas y sin dolores.
Vagando por internet, visitando blogs, páginas, fingiendo trabajar, fingiendo estudiar, etc., me tope con un blog, de un guatemalteco también *yeah! El Ruletero, en el que este tema ya ha sido publicado. Me llamo la atención el hecho de que son situaciones que a todos nos ha pasado y que nos identificamos re-bien.
Ahora bien, como se podrán dar cuenta estimados comensales, se ha tomado la costumbre, el estándar, la maña, etc., de hacer platillos, que en vez de ser un conocido top ten, es un los siete.
Quiero dejar claro que del top 10 de El Ruletero, estoy seleccionando 7 (siete) situaciones para el platillo, modificando un poco cada una de ellas y expresándola de diferente forma.
(Siete: Rascarte donde más te pica con total libertad)
La espalda, la planta del pie, cerca del remolino de la cabeza que todos los humanos tenemos, etc. No importa dónde te pique, la satisfacción, el placer nace de hacerlo con libertad, con la tranquilidad que puedes rascarte hasta que la comezón desaparezca. [Que no haya nadie viéndonos y poder ensañarnos con el área afectada, rascando con decisión, gozo e incluso con violencia hasta alcanzar el nivel deseado de satisfacción. Particularmente placentero cuando el área afectada es “incómoda” de rascar en público, por el morbo de lo prohibido que le añade., “El Ruletero”].
(Seis: Tres estornudos seguidos)
Una rápida e inesperada sucesión de estornudos, violentos, fuertes y escandalosos que hacen estremecer nuestra osamenta y nos dejan sin oxígeno. Duelen hasta los omóplatos, quedamos viendo luces y flashes, sin contar con un ligero mareo y una hipersensibilización momentánea, pero que debe ser lo más parecido a alcanzar el nirvana inducido por psicotrópicos sin necesidad de ingerirlos. [El Ruletero].
(Cinco: Un estirón después de dormir)
Es domingo, la luz del sol nos lastima la cara (si es que hay ventana en el cuarto), se escucha al fondo que tu mamá esta despierta y preparando el almuerzo, cuando te decidís a levantarte después de tratar de evitar este acto durante una media hora. De repente sentís la necesidad de apretar la boca, cerrar los ojos con fuerza, empuñar las manos, cortar la respiración y estirarte como que tenés que crecer unos 50 centímetros más. Se siente como que los músculos, hasta lo que nunca hemos ejercitado, revivieran y la sangre fluyera de tal manera que cuando terminamos sentimos una tranquilidad extrema, como que volviéramos a ser niños que solo se preocupan por cosas insignificantes y no conocen de estrés sin sentido.
(Cuatro: Toparse el dedo meñique del pie con la pata de una cama)
El dolor resultante de tal "cuentazo" es increíblemente fuerte, uno se queda hasta sin habla tratando de morder todo lo que tiene a la mano, es posible que hasta un pedo nos tiremos del dolor, o simplemente soltamos un grito a todo pulmón al momento de golpearnos. Ahora, el placer no es el golpe, por supuesto que para los que no somos masoquistas, el placer viene después, cuando sentimos que el dolor está bajando o eliminándose. [Pocas ausencias de dolor son tan puras como esta, "El Ruletero"].
(Tres: Sacarse un moco difícil)
No es un moco normal al que me refiero, mucho menos a una gripa en la que uno se suena la nariz y sale más que moco liquido. ¡NO!
Es un moco tieso y grande, de esos que se encuentran cerca del tabique, que hasta cuando respiramos sentimos que se mueve y hace cosquillas provocando una incomodidad superior. Esos que cuando nos sentimos libres de insertar el dedo índice, por asqueroso que sea, hasta el fondo medio lo sentimos burlarse de nosotros. [Lo que de manera coloquial en Guatemala llamaríamos un Jute, de esos ingratos que se adhieren con todo su inmundo cuerpo al interior de nuestras fosas nasales. Sentimos que llevamos la cara de lado por el peso y la molestia que el puto jute transmite a nuestra nariz. “El Ruletero”].
Luego de un buen tiempo, se desprende, sin necesidad de forzarlo y cae libremente. Allí es cuando el placer viene, somos libres y podemos respirar, pareciera que volvemos a nacer y lo único que hacemos es disfrutar el momento suspirando lo más fuerte que podemos para que nuestra fosa nasal se vuelva a llenar de oxigeno.
(Dos: Ir al baño, luego de aguantarse como loco)
Una gota de sudor se resbala por la frente, el cuerpo temblando de frío y el estomago tronando como una guerra campal, los famosos “retorcijones” y el sentimiento de que te persiguen para matarte porque no puedes estar quieto en un lugar sin estar volteando a ver a todos lados. No importa que hayas comido al día anterior, el motivo por el cual el estomago truena así en realidad ¡NO IMPORTA!, lo único que quieres es salir corriendo y encontrar un baño para sacar lo que hay dentro de ti que sientes que te si no lo sacas, eso te va a sacar.
Existe un motivo “x” por el cual no puedes ir al baño:
Es un enorme placer cocinar un platillo diferente, un platillo que vengo pensando cocinar desde hace varios meses.
Antecedentes (Fok, seminario me ha afectado en exceso)
He estado pensando en cosas que en realidad nos producen placer, cosas no sexuales por supuesto, que hacen apreciar en realidad momentos en los que nos encontramos al 100% de salud, sin penas y sin dolores.
Vagando por internet, visitando blogs, páginas, fingiendo trabajar, fingiendo estudiar, etc., me tope con un blog, de un guatemalteco también *yeah! El Ruletero, en el que este tema ya ha sido publicado. Me llamo la atención el hecho de que son situaciones que a todos nos ha pasado y que nos identificamos re-bien.
Ahora bien, como se podrán dar cuenta estimados comensales, se ha tomado la costumbre, el estándar, la maña, etc., de hacer platillos, que en vez de ser un conocido top ten, es un los siete.
Quiero dejar claro que del top 10 de El Ruletero, estoy seleccionando 7 (siete) situaciones para el platillo, modificando un poco cada una de ellas y expresándola de diferente forma.
(Siete: Rascarte donde más te pica con total libertad)
La espalda, la planta del pie, cerca del remolino de la cabeza que todos los humanos tenemos, etc. No importa dónde te pique, la satisfacción, el placer nace de hacerlo con libertad, con la tranquilidad que puedes rascarte hasta que la comezón desaparezca. [Que no haya nadie viéndonos y poder ensañarnos con el área afectada, rascando con decisión, gozo e incluso con violencia hasta alcanzar el nivel deseado de satisfacción. Particularmente placentero cuando el área afectada es “incómoda” de rascar en público, por el morbo de lo prohibido que le añade., “El Ruletero”].
(Seis: Tres estornudos seguidos)
Una rápida e inesperada sucesión de estornudos, violentos, fuertes y escandalosos que hacen estremecer nuestra osamenta y nos dejan sin oxígeno. Duelen hasta los omóplatos, quedamos viendo luces y flashes, sin contar con un ligero mareo y una hipersensibilización momentánea, pero que debe ser lo más parecido a alcanzar el nirvana inducido por psicotrópicos sin necesidad de ingerirlos. [El Ruletero].
(Cinco: Un estirón después de dormir)
Es domingo, la luz del sol nos lastima la cara (si es que hay ventana en el cuarto), se escucha al fondo que tu mamá esta despierta y preparando el almuerzo, cuando te decidís a levantarte después de tratar de evitar este acto durante una media hora. De repente sentís la necesidad de apretar la boca, cerrar los ojos con fuerza, empuñar las manos, cortar la respiración y estirarte como que tenés que crecer unos 50 centímetros más. Se siente como que los músculos, hasta lo que nunca hemos ejercitado, revivieran y la sangre fluyera de tal manera que cuando terminamos sentimos una tranquilidad extrema, como que volviéramos a ser niños que solo se preocupan por cosas insignificantes y no conocen de estrés sin sentido.
(Cuatro: Toparse el dedo meñique del pie con la pata de una cama)
El dolor resultante de tal "cuentazo" es increíblemente fuerte, uno se queda hasta sin habla tratando de morder todo lo que tiene a la mano, es posible que hasta un pedo nos tiremos del dolor, o simplemente soltamos un grito a todo pulmón al momento de golpearnos. Ahora, el placer no es el golpe, por supuesto que para los que no somos masoquistas, el placer viene después, cuando sentimos que el dolor está bajando o eliminándose. [Pocas ausencias de dolor son tan puras como esta, "El Ruletero"].
(Tres: Sacarse un moco difícil)
No es un moco normal al que me refiero, mucho menos a una gripa en la que uno se suena la nariz y sale más que moco liquido. ¡NO!
Es un moco tieso y grande, de esos que se encuentran cerca del tabique, que hasta cuando respiramos sentimos que se mueve y hace cosquillas provocando una incomodidad superior. Esos que cuando nos sentimos libres de insertar el dedo índice, por asqueroso que sea, hasta el fondo medio lo sentimos burlarse de nosotros. [Lo que de manera coloquial en Guatemala llamaríamos un Jute, de esos ingratos que se adhieren con todo su inmundo cuerpo al interior de nuestras fosas nasales. Sentimos que llevamos la cara de lado por el peso y la molestia que el puto jute transmite a nuestra nariz. “El Ruletero”].
Luego de un buen tiempo, se desprende, sin necesidad de forzarlo y cae libremente. Allí es cuando el placer viene, somos libres y podemos respirar, pareciera que volvemos a nacer y lo único que hacemos es disfrutar el momento suspirando lo más fuerte que podemos para que nuestra fosa nasal se vuelva a llenar de oxigeno.
(Dos: Ir al baño, luego de aguantarse como loco)
Una gota de sudor se resbala por la frente, el cuerpo temblando de frío y el estomago tronando como una guerra campal, los famosos “retorcijones” y el sentimiento de que te persiguen para matarte porque no puedes estar quieto en un lugar sin estar volteando a ver a todos lados. No importa que hayas comido al día anterior, el motivo por el cual el estomago truena así en realidad ¡NO IMPORTA!, lo único que quieres es salir corriendo y encontrar un baño para sacar lo que hay dentro de ti que sientes que te si no lo sacas, eso te va a sacar.
Existe un motivo “x” por el cual no puedes ir al baño:
- Estas en casa ajena.
- En el colegio o universidad y pues el salirte de la clase no es una opción.
- Vas en el carro, y en tránsito pesadísimo, como el que “Viper” cocino en otro platillo.
- Etc.
Al fin llegas a casa, en bendito baño está ocupado por tu herman@ o papas, no hayas la hora de que intente salir para tirarlo por un lado y decirle con un tono molesto “¡apuráte hombre, no ves que ya me hago!”. Te alistas para satisfacer tu necesidad, verificas que exista papel higiénico, las gotas de sudor y el temblor se mantienen, cuando ¡zaz! Empiezas y el estomago te agradece, puedes ser libre de nuevo, puedes respirar (aunque no es recomendable), y todos los síntomas se calman en cuestión de 3 – 5 segundos, ese tiempo, es la definición tal cuál de satisfacción convirtiéndose en un placer desconocido y agradable.
(Uno: Un pedo después de una diarrea)
Han pasado dos días con la más profusa de las diarreas, una cagazón de las que solo pueden ser producidas por el cólera morbus o por comerse dos libras de manías y tomarse medio litro de leche fría con un ceviche de camarones. ¿Captan la idea? Citando palabras del legendario Zacapa, son surcos de caca, y sienten que hasta por los oídos les van a salir los chorros. En ese estado hay muchas cosas que nos asustan. Nos asusta pensar en ir al baño porque allí nos está esperando el maldito y áspero papel, que a estas alturas se siente como lija. Nos asusta toser o estornudar, pues no confiamos en nuestra contención hermética y corremos el riesgo de pasar una muy seria vergüenza si aflojamos de más el cuerpo durante la tos o el estornudo precitados. Nos derrumbamos y no nos consideramos más que piltrafas. Acostados, tratando de dormir, llega la necesidad de ir al baño, justo cuando ya hemos perdido la dignidad y la gana de mantener cierto decoro. Y le damos luz verde a lo que pensamos que será una efusión más, pero lejos de sentir el tibio líquido fluir, sentimos y “escuchamos” el sonoro rugido de un pedo, atronador y presuroso en su ruta a la libertad. El sentimiento que en ese momento nos embarga y lo reconfortado que el cuerpo se siente, difícilmente tengan rival en otros placeres corporales sin involucrar al sexo claro. Ese primer y atronador pedo después de días de tormentosa diarrea anuncia el fin de la pesadilla, la vuelta de la estabilidad y la tranquilidad, indica que ya podemos empezar a reconstruir nuestra dignidad, nos hace saber que ya podemos carcajearnos o toser o estornudar sin miedo a lo que pueda pasar. [“El Ruletero”]
Para los curiosos, aquí les dejo el post original para que vean otras situaciones que no menciono en este platillo. Post original
Provecho!
Comentarios
No hay nada como disfrutar la comida favorita cuando lleva como 5 horas de aguantar hambre, la segunda C es un placer indiscutible en donde se comprarte con la pareja, amiga o lo que sea, muchos dicen que es el momento más sincero de un hombre. La última C ya la mencionó Jkob...
Precisamente ayer nos estabamos recondando con Jkob uno de esos mometos en los que no hay nada que hacer más que apretar y esperar a que pase el escalofrío... muy buen post aunque insisto que en la vida hay muchos mejores placeres...
tambien agregaria despues de un dia horrible y cansado, desvelado de varios dias llegar a tu casa y dejarte caer en la cama para tener uno de los sueños mas profundos de tu vida.